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Las chicas con las chicas. Relatos eróticos

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  • c a t hhas quoted5 years ago
    Recordó cuando era niña y la palabra miedo no tenía para ella ningún significado.
  • c a t hhas quoted5 years ago
    —Eres fuego —me dijo.

    —Tú eres agua —le respondí.

    Nos falta la tierra, pensé. Una tierra donde establecernos, donde echar raíces. Llevaba años viviendo en la misma casa y no lo había conseguido.
  • c a t hhas quoted5 years ago
    pero luego de esa separación, la primera en nuestra relación de tres años, le envié un mensaje por el móvil que decía: «No puedo vivir sin ti». Respondió: «Siempre tan dramática. Yo, tampoco».
  • c a t hhas quoted5 years ago
    Porque no lo soportaba. No soportaba ser vulnerable. No soportaba su propia debilidad. Y enamorarse siempre era sinónimo de debilidad.
  • c a t hhas quoted5 years ago
    La tentación esa de pensar que seguro que te vas a enamorar
  • c a t hhas quoted5 years ago
    Hija de puta. Lo gritó.

    Lo gritó con los ojos y con la boca. Y la cara se le llenó de arrugas. La boca se le llenó de saliva y apretó los puños. Me quedé sentada, mirando el espectáculo de la rabia y del dolor que se deshacían como el hielo en una copa vacía, se deshacían y se le escurrían por la cara en forma de lágrimas gruesas y redondas. Las lágrimas más definidas que había visto antes. Mis lágrimas nunca han sido así, quizás porque mis penas jamás han sido tan estructurales, tan bien enmarcadas.

    Pero es que yo te quiero. No lo gritó. Se le escapó con voz entrecortada.
  • c a t hhas quoted5 years ago
    No la echo de menos, o al menos sí un poco, lo lógico, lo probable, lo normal. Ese echar de menos que es como que te faltara algo, aunque sospechas que sigues tan completa como antes.
  • c a t hhas quoted5 years ago
    Lo de Olga era otro tipo de irrealidad, otra calidad de deseo. La de justo después de acostarse en la cama, sentir un brazo tibio caer sobre la cintura.

    Dormir sintiendo un peso en el cuerpo. Sentir un peso más fuerte por fuera que el que sentía por dentro. El peso machacante de estar sola.
  • c a t hhas quoted5 years ago
    Habían pasado siete meses desde «lo de Olga». No fue una relación, no, claro que no. Duró ocho días, pero dentro de esa medida del tiempo que se cuenta con las sensaciones y con las emociones. Ahí duró demasiado.

    Ocho días que podían desglosarse en cinco de pasión desbocada, de piel ansiosa, de manos inquietas, dos de amor, uno de confusión y arrepentimiento. Después de esas vacaciones, Olga regresó a casa con su novia en Barcelona.
  • c a t hhas quoted5 years ago
    Ríen, pero tampoco demasiado. Ni Jorge ni Laura son dados a las grandes carcajadas, esas estridentes que te provocan retortijones en la tripa. Siempre han sido de sonrisas y de una mueca que suena a tos, pero es en realidad el inicio de una carcajada que muere casi al nacer.
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