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Ignacio Manuel Altamirano

El Zarco

  • Citlali Gutiérrezhas quoted6 months ago
    joven que ama, por ignorante que sea, aun
  • Citlali Gutiérrezhas quoted6 months ago
    –No, lo que guardo a usted, buena y hermosa niña, es un amor santo y eterno… ¿quiere usted ser mi esposa, y luego?

    –¡Oh! –dijo llorando Pilar–, será mi felicidad; pero hemos hablado largamente, nos hemos extraviado, hemos olvidado el mundo,
  • Citlali Gutiérrezhas quoted6 months ago
    De estatura pequeña, de cabeza redonda, y que parecía encajada en los hombros por lo pequeño del cuello, sus anchas espaldas, sus brazos hercúleos y sus piernas torcidas y nervudas, revelaban en él al trabajador infatigable y al consumado jinete.

    Sus ojos pequeños, verdosos y vivos, su nariz aguileña, su cara morena y bien colocada, su boca de labios delgados y fruncidos, su barba rasurada siempre juntamente con su frente estrecha y sus cabellos cortados a peine y casi rizados, le daban cierta apariencia felina. Tenia una vaga semejanza con los leopardos.
  • b2020116701has quotedlast year
    De estatura pequeña, de cabeza redonda, y que parecía encajada en los hombros por lo pequeño del cuello, sus anchas espaldas, sus brazos hercúleos y sus piernas torcidas y nervudas, revelaban en él al trabajador infatigable
  • b2020116701has quotedlast year
    Sus ojos pequeños, verdosos y vivos, su nariz aguileña, su cara morena y bien colocada, su boca de labios delgados y fruncidos, su barba rasurada siempre juntamente con su frente estrecha y sus cabellos cortados a peine y casi rizados, le daban cierta apariencia felina
  • b2020116701has quotedlast year
    Tenía unos cincuenta
  • b2020116701has quotedlast year
    No, lo que guardo a usted, buena y hermosa niña, es un amor santo y eterno… ¿quiere usted ser mi esposa, y luego?

    –¡Oh! –dijo llorando Pilar–, será mi felicidad; pero hemos hablado largamente, nos hemos extraviado, hemos olvidado el mundo, Nicolás, y estamos hablando cerca de una moribunda…, mi madrina…

    –¡Oh, sí, la señora!…

    –Mi madrina se muere –exclamó Pilar con abatimiento–; hace dos días que no toma alimento ninguno, su debilidad es muy grande, la fiebre violenta, y todos dicen que no tiene remedio.

    Nicolás, al saber esta noticia, inclinó la cabeza lleno de pesadumbre
  • b2020116701has quotedlast year
    Capítulo 8 Quién era el Zarco
  • Josue Aulizhas quoted4 years ago
    sentía que no había querido nunca ni había deseado a una mujer con aquella exaltación febril
  • Josue Aulizhas quoted4 years ago
    cuya posesión le había parecido imposible cuando la vio por primera vez en Cuernavaca y se enamoró de ella,
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