La suprema soledad

Y aún así

no existe la muerte colectiva

No partimos al unísono

No compartimos la muerte con nadie

Cada una de las víctimas

que se desintegraron en Hiroshima

murió su propia muerte

No compartimos la muerte con nadie

Cada una de las víctimas

que se desintegraron en Hiroshima

murió su propia muerte

Todos esos difuntos multitudinarios

no están menos desvalidos

que el vagabundo que expiró

debajo de un puente

acompañado sólo

por el rumor del río

existir no puede ser algo tan pobre

como vivir metido adentro de un cuerpo

Con Hahn se valida aquella máxima: «el poeta es quien dice de manera sencilla las cosas más complejas».

Estar muerto es no tener pasado
ni presente ni futuro
Y todo lo que se dice de los muertos
lo decimos nosotros
expertos en vivencias que nunca hemos tenido
¿Alguien sabe lo que piensa el agua
la tierra el aire el fuego?
La muerte es el quinto elemento

¿en qué momento me echarás de menos?
¿y en qué lugar recordarás despacio
al amor con su miel y sus venenos?

más allá del exterminio.
Esta muerte,
esta rosa negra,
a mí te debes:
y agradéceme
que cuando yo comience a morir,
tú estarás naciendo.

Pero a mis palabras les crecerán
alas intemporales,
y a los besos desbocados
que coloqué
en unos labios dulces,
les brotarán cascos para cabalgar

Corteza de mi cuerpo:

mi voz se va de ti,

mi agua se va de ti,

mi alma se va de ti.

Hoy me pesqué una soledad tremenda

y los caballos de la muerte cruzan.

Se me llenó de arrugas la cara

se me puso gris el pelo

y perdí el brillo de los ojos

Somos los borradores

inversos de la muerte pensé

Estamos destinados

a que nuestra versión definitiva

sea la más imperfecta