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Natalia Ginzburg

Las pequeñas virtudes

  • Eduardo Limahas quoted2 years ago
    Existen dos tipos de silencio: el silencio con uno mismo y el silencio con los demás. Tanto una forma como la otra nos hacen sufrir igualmente. El silencio con uno mismo está dominado por la violenta antipatía que nos invade hacia nuestro propio ser, por el desprecio hacia nuestra alma, tan vil que no merece que se le diga nada. Está claro que es preciso romper el silencio con uno mismo si queremos tratar de romper el silencio con los demás. Está claro que no tenemos ningún derecho a odiar a nuestra propia persona, ningún derecho a callar nuestros pensamientos a nuestra alma.
  • Juana Alfonsohas quoted2 years ago
    Entonces yo tenía fe en un porvenir fácil y alegre, lleno de deseos satisfechos, de experiencias y de empresas comunes. Pero aquella fue la mejor época de mi vida, y sólo ahora que ha pasado para siempre, sólo ahora, lo sé.
  • Aidee Venturahas quoted2 years ago
    Es más, tal vez, para aprender después a caminar con los zapatos rotos, sea conveniente tener los pies secos y calientes cuando se es niño
  • Lili Joaquínhas quoted9 months ago
    desnudar las raíces del propio silencio
  • Emmanuelhas quotedlast year
    Los sueños no se hacen nunca realidad, y en cuanto los vemos rotos, comprendemos de repente que las mayores alegrías de nuestra vida están fuera de la realidad. En cuanto vemos rotos nuestros sueños, nos consume la nostalgia por el tiempo en que bullían dentro de nosotros. Nuestra suerte transcurre en ese alternarse de esperanzas y nostalgias.
  • Andrea Murielhas quoted2 years ago
    Por mis dolores reales, no lloro nunca.
  • Renata Uribehas quoted3 years ago
    Después de muchos años, sólo después de muchos años, cuando entre nosotros y esta persona se ha tejido una tupida red de hábitos, de recuerdos y de violentos conflictos, sabremos, por fin, que era de verdad la persona adecuada para nosotros, que no habríamos soportado a otra, que sólo a esa persona podemos pedirle todo lo que nuestro corazón necesita.
  • Rafael Ramoshas quoted2 months ago
    Y si nosotros mismos tenemos una vocación, si no la hemos traicionado, si a través de los años hemos seguido amándola, sirviéndola con pasión, en el amor que profesamos a nuestros hijos podemos mantener alejado de nuestro corazón el sentido de la propiedad. Si, por el contrario, carecemos de una vocación, o si la hemos abandonado y traicionado, por cinismo o por miedo a vivir, o por un mal entendido amor paterno, o por cualquier pequeña virtud que se ha instalado en nosotros, entonces nos agarramos a nuestros hijos como el náufrago al tronco de un árbol, pretendemos enérgicamente de ellos que nos devuelvan cuanto les hemos dado, que sean absolutamente y sin salida posible tal como los queremos, que obtengan de la vida todo aquello que a nosotros nos ha faltado. Terminamos por pedirles todo aquello que sólo puede darnos nuestra propia vocación, queremos que sean en todo obra nuestra, como si, por haberlos procreado una vez, pudiéramos seguir procreándolos a lo largo de toda la vida. Queremos que sean en todo obra nuestra, como si se tratase, no de seres humanos, sino de obras del espíritu. Pero si nosotros mismos tenemos una vocación, si no hemos renegado de ella ni la hemos traicionado, entonces podemos dejarlos germinar tranquilamente fuera de nosotros, rodeados de la sombra y el espacio que requiere el brote de una vocación, el brote de un ser. Esta es, quizá, la única posibilidad que tenemos de resultarles de alguna ayuda en la búsqueda de una vocación, tener nosotros mismos una vocación, conocerla, amarla y servirla con pasión, porque el amor a la vida genera amor a la vida.
  • Rafael Ramoshas quoted2 months ago
    Debemos ser para ellos un simple punto de partida, ofrecerles el trampolín desde el cual darán el salto. Y debemos estar allí para ayudarlos, si es que necesitan ayuda; nuestros hijos deben saber que no nos pertenecen, pero que nosotros sí les pertenecemos, siempre disponibles, presentes en el cuarto de al lado, dispuestos a responder como sepamos a toda posible pregunta, a toda petición.
  • Rafael Ramoshas quoted2 months ago
    Una vocación, una pasión ardiente y exclusiva por algo que no tenga nada que ver con el dinero, la conciencia de poder hacer algo mejor que los demás, y amar ese algo por encima de todo, es la única posibilidad, para un niño rico, de no estar en absoluto condicionado por el dinero, de ser libre ante el dinero, de no sentir, entre los demás, ni el orgullo de la riqueza ni su vergüenza. El niño no se fijará siquiera en la ropa que lleva, en las costumbres que lo rodean, y el día de mañana será capaz de cualquier privación, porque en él la única hambre y la única sed serán su pasión misma, que habrá devorado todo lo que es fútil y provisional, que lo habrá despojado de toda costumbre o actitud adquirida en la infancia, y reinará sola sobre su espíritu. La única verdadera salud y riqueza del hombre es una vocación.
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