Kairós

En la playa hacía calor, demasiado calor para leer.

Y eso sin contar siquiera la ensalada niçoise. Con un Hans invisible enfrente, en la mesa con vistas al Rin.

Pero, entonces, de una sola vez ve todo cuanto ha visto nunca un ser humano.

Es una pena no poder contemplar todo eso con Hans.

Mientras toma una copa de vino, mira hacia el sudoeste, confiando en que también Katharina esté sentada en alguna parte escuchándolo en la distancia, desde alguna ventana.

Cada vez que Katharina quiere ir al baño, camina hasta el espejo empotrado en la puerta del baño y, cada vez, piensa que no es el espejo de Hans.

¿Será que uno solo puede ser uno mismo cuando ya nadie sabe quién es?

Ve órganos sexuales masculinos, miembros erectos con venas prominentes, rosados, de piel clara, morena o negra, con la punta brillante, ve cómo se meten, duros y gruesos, en rajas, en bocas, entre pechos, cómo los agarran manos, ve órganos sexuales femeninos, carne plegada sobre sí misma, ve cómo se abre, peluda o depilada, húmeda, embadurnada, cómo chorrea, brilla, se dilata, ve pechos pesados, pezones con grandes areolas oscuras, y puntiagudos, aframbuesados, ve bocas abiertas, anos abiertos, labios vaginales carnosos, testículos arrugados, todo refrotándose, restregándose, apartándose, apretándose, embutiéndose, chupándose, succionándose, escupiéndose, ve entonces aquí, en el fondo de la libertad, tetas y pollas y coños, pollas empalmadas y chochos, ve tetas enormes, pollas grandes, lenguas cachondas, ve fluidos brotando de glandes, ve fluidos rociados en culos, en pechos, en el interior de bocas, en párpados y lenguas, ve saliva, esperma, escupitajos y pis, ve mierda.

La libertad desata ahí abajo una masacre y la hace sentirse indispuesta.

Aquí puedes decir lo que opinas, dice el tío Manfred.