Almafuerte, uno de tus maestros, uno de los que no conociste, pero que te enseñó unos gramos de vida:
No te des por vencido, ni aun vencido.
No te sientas esclavo, ni aun esclavo.
Trémulo de pavor, piénsate bravo
y arremete feroz, ya mal herido.
Que muerda y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo tu cabeza.
De acuerdo, «no te des por vencida ni aun vencida»