Fernando Contreras Castro

Este es un basurero decente, y yo no puedo tener a un desconocido en mi casa, si ni siquiera sé cómo se llama.

Única predicaba con absoluta convicción sus políticas de coexistencia pacífica, pero no ignoraba que su figura maternal le ayudaba bastante a sobrevivir en el basurero de los afectos, donde todos eran piezas sin lugar en el mundo.

El colorido espectáculo daba la impresión de que habían asesinado al arco iris y de que su cadáver se pudría lentamente entre la basura.

Cuando le diga a Junior María que yo fui amigo de su tata, claro que me va a dejar entrar.

donde hasta las ratas comen con tenedor y cuchillo.

Una de ellas tomó una presa en el pico y huyó a toda velocidad, pero fue rápidamente alcanzada por otra más grande, se revolcaron en el suelo y la triunfadora finalmente alzó el vuelo con el botín ganado en batalla desigual.

que no por inverosímil dejara Única de agradecérsela, así fuera solo por cortesía;

basurero en pleno había sucumbido tras otra batalla desigual… otro día de infecunda labor.

Los tractores dormían, y la basura toda en su caldo letal, y el sueño los igualaba a todos, ratas y personas, en las mismas condiciones.

Ellos solo vieron a un buzo andrajoso mascullando algo incomprensible.