Después de todo, ¿qué es el arte sino la expresión de cómo vivimos y cómo nos sentimos? No puede separarse de la vida, ni ser frívolo o excesivo, ya que es el modo en que articulamos nuestras almas. Y si nuestras almas están enfermas debido a que no hemos analizado el racismo, la misoginia o la homofobia, entonces examinar y criticar el arte es otra forma de mirar directamente y de diagnosticar lo que pasa en nuestras almas. O puede serlo, en las manos correctas.