Intelectualmente me lo esperaba, y sin embargo me desmoroné. Sentí un agudo conflicto entre ayudarlo a aceptar su propia naturaleza y preservar nuestro amor. En tanto le pedía perdón por mi debilidad, sollocé. Se mostró tierno y desesperadamente arrepentido; me hizo alocadas promesas que no acepté. Cuando cesó mi dolor, salimos al jardín