Aceptaba la necesidad de autorreformarse para encajar con la nueva China (de hecho, acababa de escribir un poema que versaba sobre la necesidad de enfrentarse en el futuro al desafío de «la tormenta de arena»), pero también ansiaba más ternura y comprensión personal, y se sentía resentida por el hecho de que mi padre no se los proporcionara.