Juan Berrio

Además, ¿quién dice que solo hay una única verdad auténtica? La mentira es igual de vivaz que la verdad, si no más.

El amor es una enfermedad, y no hay ley escrita para la enfermedad.

Para eso son los niños, para que los padres no se aburran.

No le puse reparos a la felicidad, incluso me esforcé en acercarme a ella por la izquierda y por la derecha…

La desdicha de los solitarios y tímidos —tímidos debido a su amor propio— consiste precisamente en que, aun teniendo ojos e incluso abriéndolos muchísimo, no llegan a ver nada o ven todo bajo una luz equivocada, como a través de unas lentes tintadas. Sus propias ideas y observaciones les obstaculizan cada paso.

El zorrillo no era lo único que hurgaba en mis entrañas: los celos, la envidia, la sensación de ser insignificante y la cólera impotente me desgarraban

La vida se aleja, regular y tranquilamente se va apartando de mí, igual que la orilla se aleja en la mirada de los hombres de mar.

Sé que esos recuerdos son tristes e insignificantes, pero no tengo otros

Al morir mi padre, nos mudamos a Moscú por una razón muy sencilla: toda nuestra heredad fue subastada por deudas, literalmente todo, excepto una pequeña aldea, la misma en la que ahora estoy poniendo fin a mi espléndida existencia.

Frío crudo
El mismo día de mi llegada a O… los asuntos de trabajo antes citados me obligaron a visitar a un tal Kirilla Matvéievich Ozhoguin, uno de los funcionarios destacados de la provincia, pero entablamos conocimiento o, como suele decirse, congeniamos dos semanas después.