Su libro era la historia de una vida extraordinaria, hecha de maldad, sangre, astucias y engaños. Me conmovió oír cuál era su voluntad, era como olvidar un trozo del mundo. Era un relato al que me había aficionado, y que había coloreado mis sueños más que la palabra de Dios, porque hablaba de nosotros.
—Hazlo —dijo el viejo zorro con un suspiro—. Solo canta de un animal, y de sus estúpidas ideas.