Ana González Hortelano

Nosotros no vemos luz ultravioleta, no ecolocalizamos ni percibimos el campo magnético de la Tierra, como hacen los pájaros, por eso ha sido un reto imaginar qué se siente al tener tales sentidos.

entre ellos, el herrerillo común y varios loros— en realidad difieren bastante cuando se observan —como lo harían las hembras— con visión ultravioleta.[8]
Como ilu

ntre ellos, el herrerillo común y varios loros— en realidad difieren bastante cuando se observan —como lo harían las hembras— con visión ultravioleta.[8]

os sentimos más identificados con los pájaros que con ningún otro grupo de animales (quitando los primates y nuestros perros) porque la gran mayoría de las especies de aves —aunque el kiwi, no— dependen principalmente de los mismos dos sentidos de los que dependemos nosotros: la vista y el oído

como nosotros, los pájaros tienen una vida afectiva.

sta manera de pensar, en la que las características de un animal y su modo de vida encajan perfectamente, se llamó «teología natural».

biblioteca ornitológica Blacker-Wood de la Universidad McGill

na vez allí, Eleanor MacLean, la bibliotecaria, me preguntó si quería echarle un vistazo también al Fundus Oculi.

l aventurado experimento de Moon aportó pruebas irrefutables de que «vemos» con el cerebro y no con los ojos.[27]

se descubrió que las aves, también, tienen un «cerebro lateralizado»