La irritación que me provocaba madame Labelle se acercó peligrosamente a la aversión. Me daba igual que fuera la madre de Reid. En ese momento, no deseé su muerte, pero sí que le picara algo. Sí. Un picor eterno en sus partes bajas que fuera incapaz de aliviar. Un castigo adecuado para alguien que no dejaba de arruinarlo todo.