Virginia Maza Castán

  • Almudena Anéshas quoted9 months ago
    Cuanto más trato con alguien, más siento que me alejo. Puedo
  • Liborio Lazo-Aguirre!has quoted10 months ago
    «El suelo que estás pisando lo pisaron quienes vivieron aquí antes, y lo que tienes en la mano lo sostuvieron también ellos»
  • Liborio Lazo-Aguirre!has quoted10 months ago
    Rómulo fundó Roma en la fiesta de la diosa Pales, protectora de los pastores, el 21 de abril del año 753 a. e. c.
  • Jesús M. Gallegos De S.has quotedlast year
    James Joyce escribió con cierto desdén que Roma era como «un hombre que viviera de exhibir el cadáver de su abuela a los viajeros».
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted8 months ago
    Estaban tendidos en las mismas trincheras donde habían muerto —recordaba un soldado—. No solo los veías; caminabas, te resbalabas, patinabas sobre ellos».
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted8 months ago
    Un hombre recordaba que «echaron de todo al cráter a paladas, cubriéndolo con caballos muertos, cadáveres…, cualquier cosa que sirviera para rellenarlo, taparlo y que el tráfico pudiera seguir rodando».
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted8 months ago
    anto negro de moscas. «Lo peor —recordaba un soldado de infantería— era la masa burbujeante del sinfín de gusanos que rezumaba de los cadáveres».
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted8 months ago
    Alguna vez habéis olido un ratón muerto? —preguntaba el teniente Robert C. Hoffman, veterano de la Primera Guerra Mundial, para alertar a los estadounidenses contra la participación en la Segunda, poco más de dos décadas después—. Se asemeja tanto al olor de un grupo de soldados muertos hace mucho como un grano de arena a las playas de Atlantic City».
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted8 months ago
    Minutos después seguimos adelante, pisando los cuerpos mutilados de nuestros pobres camaradas»,
  • Miguel Ángel Vidaurrehas quoted8 months ago
    En el instante mismo en que sonó la primera ametralladora sobre el frente occidental, una cosa quedó clara: la tecnología bélica de Europa había dejado muy atrás su capacidad médica. Las balas surcaban el aire a velocidad aterradora. Los proyectiles y las bombas de mortero explotaban con tal fuerza que lanzaban a los hombres por el campo de batalla igual que muñecos de trapo. La munición con carga de magnesio se encendía al entrar en la carne.
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