Bobette Buster

El storytelling, como se verá, es connatural a la esencia del ser humano.

2003 llegó el boom viral de las redes sociales, que trajo consigo la engañosa y arrogante idea de que todo el saber está al alcance de la mano.

para que una narración tenga éxito es necesario conocer el contexto en el que sucede, es decir, el entorno que enmarca y aclara la sabiduría y las emociones que contiene.

Lo que pretendo es que tomen conciencia de su papel en el gran relato dentro del cual se enmarca su vida.
Todos somos parte de una gran historia. Hay una narrativa en perpetuo funcionamiento, constantemente cincelada y transformada por nuestras decisiones vitales.

No somos víctimas arrastradas de aquí para allá a merced de los acontecimientos. Tenemos la capacidad de reconocer objetivamente las decisiones que necesitamos tomar.

Sabía muy bien que si se incluía a sí misma en la narración, el público conectaría con ella con mayor facilidad.

En eso consiste el goce del storytelling. Iluminar al público y, en el mejor de los casos, animarlo a pasar a la acción. Una acción, además, que hará del mundo un lugar mejor. No se puede pedir más.

A este elemento que hace que una historia en particular destaque entre muchas yo lo denomino el «detalle resplandeciente», expresión procedente de Irlanda, otro pueblos de grandes narradores.

mientras desarrollamos nuestro relato, debemos preguntarnos cuál es la verdad interna de lo que queremos contar.

Por lo general, la esencia de un relato se revela en un detalle cotidiano. En el caso de DJ Forza fue una sencilla invitación a tomar una taza de té. Hay que dejarse llevar por él. Hay que aprender a no pensar demasiado. Muy a menudo, cuanto más cotidiano es el detalle, más extraordinaria es la verdad que revela.