Cuando un hombre está dominado por la ansiedad no puede orar con fe; cuando se siente turbado con las cosas del mundo, no puede servir al Maestro, pues sus pensamientos lo están sirviendo a él y no a su Señor. «Si tú buscaras primeramente el reino de Dios y su justicia todas las demás cosas te serían añadidas.» Cuando te angustias por tu suerte y por tus circunstancias, te estás entremetiendo en los asuntos de Cristo