FRENTE AL ESPEJO
Estando frente al espejo
mirando mi alma desnuda,
triste, pero no me quejo
de mi mente, un mar de dudas.
Me fijo en los ojos, viendo
en ellos mi gran pecado,
de sentirme enamorado
por querer vivir, muriendo.
Esta muerte placentera
que día y noche me sigue,
callada agua de un aljibe,
humedecerme quisiera.
Porque estaba seco de amor
y vivía en noche oscura;
te pedí en silencio, calor,
y me ofreciste locura.
Que me quieras, no te pido.
Tampoco, Otoño sin fuente.
Perdona, por este escrito…
¡Pero déjame quererte!