Por supuesto que tenía haters, gordofóbicos y gilipollas a secas que me llamaban barbaridades y luego afirmaban que solo estaban preocupados por mi salud. (Y una mierda. No, no lo están. A mis padres sí que les preocupa mi salud. Los gordofóbicos solo son unos amargados de mierda y lo saben, así que se ríen de los demás para sentirse mejor con ellos mismos).