Anna Bosch

En nuestro primer día en Praga nos tranquilizó así: “Podéis pasear tranquilamente a cualquier hora, es una ciudad muy segura porque no hay nadie a quien robar. Nadie tiene nada de valor”.

Es como funciona el sistema, te empuja al fraude y te lo tolera hasta que te quiere castigar por algo.

la cantidad de mujeres condenadas por homicidio que habían matado a sus maridos y lo bajas que me parecían las penas, entre cinco y siete años. Se lo comenté a la guía, que me respondió: “Es que cuando los jueces oyen por lo que pasaron estas mujeres antes de matar a sus maridos, les ponen lo mínimo que pueden”.