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Rae Carson

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    La historia es débil con los ganadores y despiadada con los perdedores.
  • b8599265995has quotedlast year
    existen verdades absolutas, no hay bien, ni mal, ni verdadero, ni bello, ni justo en sí mismo, sino en forma relativa con respecto a un proyecto claro y distinto.
  • b8599265995has quotedlast year
    goza y haz gozar, sin hacer daño a nadie ni a ti mismo: ésa es la moral.
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    Mientras triunfe Dios, la moral será una subdivisión de la teología. Desde el Sinaí, lo Verdadero, lo Bueno, el Bien y lo Justo provienen del decálogo. No es necesario filosofar, buscar los fundamentos, la genealogía o el origen; Dios es suficiente y sirve de respuesta a todo.
  • b8599265995has quotedlast year
    Dios no está siempre disponible, el clero atiende las veinticuatro horas del día. Pregúntenle al cura, al obispo o al cardenal, él se lo dirá. La teología, falsa ciencia de lo divino, designa en realidad la ciencia de la servidumbre de la mayoría bajo el pretexto de la ficción llamada Dios.
  • b8599265995has quotedlast year
    la moral y la política ya no le deben nada al cielo ni a la teología, sino que brotan del suelo, de la tierra y de las ciencias. Con suertes diversas y múltiples aciertos, todos esos hombres apuntan a un mismo cenit: un mundo desprovisto de toda trascendencia donde los hombres deben rendir cuentas, ciertamente, pero a sus semejantes y a nadie más
  • b8599265995has quotedlast year
    La escultura de sí.1 Mantengamos la antigua metáfora de la escultura: Plotino la utiliza en las Enéadas y alienta a cada uno a ser el escultor de su propia estatua. Porque, a priori, el ser está vacío, hueco; a posteriori, es lo que ha sido hecho, y lo que han hecho de él. Formulación moderna: la existencia precede a la esencia. Cada uno es, pues, parcialmente responsable de su ser y de su devenir. Del mismo modo, el bloque de mármol permanece en estado bruto y carente de identidad hasta que el cincel del escultor se decida a darle forma. Ésta no se encuentra oculta, en potencia en la materia, sino que es producida conforme se lleva a cabo el trabajo. Día tras día, hora tras hora, segundo tras segundo, la obra se construye. Cada instante contribuye al devenir.

    ¿Qué debemos tratar de producir? Un Yo, un Sí mismo, una Subjetividad radical. Una Identidad sin doble. Una realidad individual. Una persona recta. Un estilo notable. Una fuerza única. Una potencia magnífica. Un cometa que traza un camino inédito. Una energía que abra un camino luminoso en el caos del cosmos. Una bella individualidad, un temperamento, un carácter. Sin querer la obra maestra, sin buscar la perfección –el genio, el héroe o el santo–, es necesario tender a la epifanía de una soberanía inédita.
  • b8599265995has quotedlast year
    Los numerosos determinismos genéticos, sociales, familiares, históricos, psíquicos, geográficos, sociológicos, forman desde fuera un Yo que recibe salvajemente todas las fuerzas provenientes de la brutalidad del mundo. La herencia, los padres, el inconsciente, la época, el lugar de nacimiento, la educación, las oportunidades, las desgracias sociales, todo ello tritura una materia dúctil, plástica en extremo, y la predetermina... al desorden. Las prisiones, los hospicios psiquiátricos, las consultas psicológicas, las salas de espera de los psicoanalistas, los salones interiores de los sofrólogos, consejeros conyugales, reflexólogos, radiestesistas, hipnotizadores y otros adivinos, las consultas de sexólogos, las largas colas de espera para los psicotrópicos en las farmacias, y muchos otros chamanismos posmodernos que bailan alrededor de esos Yo débiles y quebrados, y tantas otras identidades inacabadas.
  • b8599265995has quotedlast year
    Es imposible construir una relación con el otro si no existe la sana relación entre sí y sí que conforma el Yo. La identidad fallida o ausente impide la ética. Sólo la fuerza del Yo faculta el despliegue de la moral.
  • b8599265995has quotedlast year
    Todo Yo que no es querido, bajo el peso de una potencia, cincelado por una energía, se constituye, por defecto, con los determinismos que ocupan su lugar.
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