Rutger Bregman

¿Cuáles deben ser, entonces, las prioridades para el futuro?
Precisamente en Chile esto es muy importante: hay que invertir mucho más en educación, porque la educación es la preparación para el futuro, que son los jóvenes. Debemos invertir en las profesiones del futuro y en la cultura. Eso no resuelve todos los problemas, pero si no invertimos en capacitación o educación, el país puede volver al caos, un poco como Venezuela. Es espantoso lo que pasa en los países que no están organizados para el futuro. Y el futuro es la educación.

Pienso que deberíamos reafirmar el esfuerzo y el trabajo duro, que son virtudes, pero hasta un cierto punto. Porque incentivar el esfuerzo individual no implica pensar el éxito solo como producto propio. Esa es la diferencia. Que los exitosos reconozcan el rol de la suerte y de la buena fortuna, y su sentido de deuda, para que desde ahí reconozcan un sentido de obligación con los demás ciudadanos, incluyendo a los menos afortunados. Entonces, reitero: el esfuerzo es importante, pero no es el único ingrediente del éxito. Por eso, en esta era de la meritocracia lo que falta es la virtud de la humildad, que nos puede abrir a un sentido mayor de responsabilidad por la sociedad.

hay ningún sueño nuevo que la sustituya porque no somos capaces de imaginar un mundo mejor que el que tenemos. De hecho, en los países ricos, la mayor parte de la población cree que sus hijos estarán peor que ellos[19].

Tal vez ese sea también nuestro mayor problema: hoy, el viejo sueño de la utopía medieval se está agotando.

podríamos conseguir un ligero incremento del consumo, o de la seguridad, pero a costa de un incremento de la contaminación, la obesidad y el Gran Hermano.

Otro dato: desde 1980, el precio de 1 vatio de energía solar se ha desplomado un 99% (no es una errata).

las impresoras 3D y los paneles solares podrían convertir el ideal de Karl Marx (que las masas controlen todos los medios de producción) en una realidad sin tener que recurrir a una revolución sangrienta.

el mundo rico cada vez hay menos crímenes —

Vivimos en una era de riqueza y superabundancia, y, sin embargo, qué inhóspita es. No hay «ni arte ni filosofía»,

El politólogo estadounidense Francis Fukuyama señaló ya en 1989 que habíamos llegado a una época donde la vida se ha reducido a «cálculo económico, la interminable resolución de problemas técnicos, preocupaciones ambientales y la satisfacción de sofisticadas exigencias propias de nuestra condición de consumidores