se me apostrofó que como «Profesor de Neurología y Psiquiatría» debería estar informado sobre los condicionamientos biológicos, psicológicos y sociológicos del hombre invité a reflexionar en el hecho de que no solamente era profesor en dos especialidades, sino también sobreviviente de cuatro campos de concentración y, como tal, testigo de la capacidad del hombre de resistir aun a las peores condiciones. Y si Sigmund Freud dijo una vez: «trátese de exponer al hambre a un grupo de personas diversas y con el aumento de la necesidad apremiante de alimentos, todas las diferencias individuales se borrarán y, en su lugar, aparecerán las manifestaciones uniformes de este instinto no gratificado» ( Gesammelte Werke, vol. V, p. 209), lo que sucedió en realidad fue más bien todo lo contrario. En el campo de concentración la gente se volvió más diferenciada aún. Los cerdos se desenmascararon. Y también los santos. El hambre los descubrió. Ese hambre era el mismo en un caso y otro. Sin embargo, la gente se diferencia. ¿Cómo dice el título del Best-Seller?: Calories do not count (Las calorías no importan).
Finalmente, la conducta del hombre no es dictada por las condiciones que él encuentra sino por las decisiones que toma.