Clea Freeman siempre había sido la más alocada y despreocupada de las hermanas Freeman. Le importaba poco o nada lo que la gente pudiera decir o pensar de ella. Por eso, cuando se le presentó la oportunidad, ¿cómo iba a negarse a la posibilidad de viajar a solas con Jack Mardling, el gran amor de su adolescencia? Incluso aunque ello significara ganarse la ira de su hermana mayor.
Por su parte, Jack Mardling llevaba años deseando dibujar a la joven Clea Freeman. Algo en ella siempre había despertado su deseo de plasmarla sobre un lienzo. Y, cuando ella por fin había cedido, pareció que su mundo se volvía más brillante. Sin embargo, no estaba preparado para todo lo que significaría viajar y pintar a aquella joven y alocada mujer.