Eclipse, del griego ekleipsis, quiere decir abandono, desaparición. Cuando el sol, la luna y la tierra están alineadas, las vacas regresan a sus establos, las arañas deshacen sus telas y hasta las lechuzas emprenden vuelo, engañadas por esa noche repentina que rompe al día en dos y lo reinventa. Cada noviembre coloco esa fotografía en el altar de muertos junto a un plato lleno de cacahuates con la cáscara intacta: una ofrenda a todo lo que no se puede volver a juntar