ando el instinto aniquila mis sentimientos y hace que me olvide de mí misma, de quién soy, aunque solo sea por un instante. Casi me entran ganas de llorar solo de pensar que mi yo racional y mi yo pasional se guían claramente por un instinto que no sé si está equivocado. Me entran unas ganas tremendas de llamar a mis padres, de gritar su nombre a los cuatro vientos. Sin embargo, puede que la verdad que busco se encuentre oculta en algún lugar desagradable. Lo cual, naturalmente, también me parece lamentable.
En estos pensamientos