El primer día

“En política la lealtad dura sólo mientras conviene”.

“Nunca hagas lo que no se te pida hacer. No cumplas turno de guardia que no te corresponda. Habla menos de los que puedas, y no digas más de lo que sepas”.

«Serán mansos contigo mientras esperen recibir algo de ti. Jamás les niegues las cosas demasiado pronto; tampoco se las concedas demasiado tarde. Justo medio, justo medio…».

—Un presidente, Aurelio, da órdenes, no explicaciones; que no se te olvide…

Permite que todos discutan todo, menos tus actos. Dales la impresión de que te agrada, y por eso la estimulas, la libertad de las ideas. No limites lo que llamamos La Libertad, pero nunca dejes de moderarla, pues hay quienes suponen, ilusos, que no tiene límites… La política, eso lo sabes ya, es algo sagrado… Cuida que los de fuera no metan mano en ella… Demuestra desde el principio que tu Gobierno tiene carácter, perfil, decisión, línea… Un presidente sin mano dura invita al desorden y a que se le falte al respeto… Si eres blando con él, este pueblo nuestro terminará desbocándose, relajándose, destruyéndose a sí mismo… Ten presente que prefiere tener a un dictador y no a un franciscano en Palacio… A quienes te han servido bien, págales lo más que puedas; tenlos contentos, dales cosas que no quieran perder si caen de tu gracia… De tiempo en tiempo pónlos a temblar con un malhumor tuyo… Que no se sientan demasiado seguros, nunca… No serán todos, quizá, tan leales como quisieras, pero los mantendrás alineados junto a ti…

—El ejercicio del Poder te permitirá acumular otras enseñanzas… Por ejemplo: hazle saber al pueblo con frecuencia que estás haciendo un buen gobierno. Repítelo, repítelo, repítelo, y si lo repites con suficiente convicción, acabará por creerlo. Adquirirás fama de eficaz administrador… Haz lo que te venga en gana, pero guarda las apariencias… ¡Qué frecuentemente olvidan esta sencilla fórmula nuestros politiquitos…!

—El ejercicio del Poder te permitirá acumular otras enseñanzas… Por ejemplo: hazle saber al pueblo con frecuencia que estás haciendo un buen gobierno. Repítelo, repítelo, repítelo, y si lo repites con suficiente convicción, acabará por creerlo. Adquirirás fama de eficaz administrador… Haz lo que te venga en gana, pero guarda las apariencias… ¡Qué frecuentemente ol

«Si empieza uno teniéndole miedo al fracaso, terminará temiéndole también al éxito, porque entonces sí tiene uno mucho qué perder»

—En política, Aurelio, no se gana ni se pierde. Sólo es cuestión de saber esperar… Esperar a que llegue tu tiempo. No olvides nunca que únicamente por el camino de la disciplina y del silencio, del silencio, ¡shhhh!, es como se llega al Poder en nuestro país… Tampoco dejes fuera de tu cabeza esto: El Poder únicamente se consigue desde adentro; estando adentro… Ahora, tú decides…

«Sueña tus sueños, pero antes vívelos».