—Ha sido impresionante —dijo Felicia mientras Trisha se alejaba—. Quiero ser como ella.
—No, no quieras eso.
—No me refiero a esa actitud tan exageradamente agresiva. Aunque estoy segura de que es una mujer muy fogosa, me parece más un mecanismo de defensa. Me refería a querer ser igual en lo del flirteo y en el coche.
—¿Quieres un Mercedes?
—Quiero un coche que diga quién soy.
—Pues entonces cómprate un Smart.
Ella elevó los ojos al cielo.