—Tiene que ser así —dijo Lechezúcar en inglés con amabilidad—. Sasha es estadounidense. Y esta de aquí también lo es, aunque es igbo y habla ese idioma.
El hombre tucán resopló con desdén.
—No les enseñan a entender a los demás, sino a esperar que los demás los entiendan a ellos —rezongó en inglés. Bufó y añadió—: Estadounidenses.