Ven.
Tenemos que hablar de nuestro amor.
Encontraremos las palabras para hacerlo.
Puede que no haya palabras.
Silencio y…
Amo la vida, incluso tal y como es ahora.
Menos mal: he encontrado las palabras.
Al rato, el mismo día
En el futuro no quiero nada.
Salvo seguir hablando de mí, sin cesar, cual monótono disco rayado. De mí y sólo de mí.
Silencio y…
Que desaparezca todo esto o que Dios me mate de una vez.
Silencio y…
Rápido, venga.
Voy mejor.
El miedo es menos tangible.
Déjame donde estoy, con el miedo de mi madre a la muerte, intacto, íntegro.
Nada más.