Los seres, las cosas no siempre son lo que aparentan. ¿Entonces, pueden una avispa, un sapo, una mosca, un pulpo, una mujer rubia o un hombre moreno ser distintas apariencias de una misma COSA? Probablemente, no. Pongamos que una vez esto sucediera, ¿QUIÉN IBA A CREERLO? La peor de las perversiones merodea sin tregua por «El fantasma de Ciudad Jardín».