Las más sagradas de todas las fiestas son
aquellas que mantenemos en soledad y sin mención;
los aniversarios secretos del corazón,
cuando el gran río de los sentimientos desborda;
los días felices y diáfanos de sobra;
los repentinos placeres que nacen desde la sombra
como las llamas desde la ceniza; veloces deseos en acción
como las golondrinas cantando sobre el viento una canción.
Blancos como el brillo de una vela que se aleja
blancos como una nube flotando en el aire que se deja
blancos como el lirio más blanco de la rivera
estos tiernos recuerdos son; un cuento de hadas
de una desconocida tierra encantada,
pero hermosa como una imagen soñada.