Estos Diálogos de amor y muerte forman parte de nuestra historia y muestran las formas recurrentes de la política chilena. Los temores y necesidades de la sociedad del siglo XIX son -por decir lo menos— los mismos que atribulan a la sociedad chilena del siglo XXI. Isidora Aguirre construye esta novela caleidoscópicamente, de modo que son los personajes quienes van dando a conocer los detalles, causas y consecuencias de la muerte de Balmaceda en la madrugada del 19 de septiembre de 1891, así el personaje histórico revive con los colores y matices propios de los seres humanos.