En algún día del mes de agosto de 1797 nació, esclavo, el primer hombre de piel negra que leyó en público en Cuba sus propios poemas. Se trataba del soneto «Mis treinta años», leído en la tertulia de Domingo del Monte en 1836 y publicado un año después. El poeta tenía cuarenta años y cierta fama lo había precedido en aquella incursión. Quince años atrás había publicado con licencia de sus amos, Cantos a Lesbia en 1821 y luego, en 1830, Flores Pasageras (sic), de los cuales no se conserva ni un solo ejemplar. De aquella lectura y del interés de Del Monte surgió la idea de recaudar los 850 pesos que exigió la dueña para comprar la libertad de Manzano, de modo que en 1837 era ya libre cuando fueron publicados en El aguinaldo habanero los sonetos “A la ciudad de Matanzas” y «Mis treinta años”.