Amor y pan

Tememos la pérdida

de la belleza que conocemos.

Te llamo, mamá

cuando me he quedado sola.

Te llamo porque otra vez tengo el corazón roto

en esta ciudad tan bonita

y cuando a una le rompen el corazón se acuerda de su
madre.

Siento tu corazón como un reloj que marca mis comidas. Siento tu corazón como el topo que me roe desde dentro,
amor.

Hay
una doble dimensión en los cuerpos que me preocupa:
el montón de piedras en la garganta
que sostiene el silencio,
y la charca de agua estancada en la barriga
que acumulo con los poemas.

XV
Limpiaré la mesa,
colocaré el bizcocho
las fresas
el agua fría.
Es importante para mí que existas
y te mantendré viva.

Me dices, con palabras de Simone Weil: es necesario para nuestra amistad que tú existas.

IX
A veces necesitamos otra voz porque la nuestra la ahogamos voluntariamente junto a alguien que no nos alimentó y entonces tú, que eres la persona de la que aprendí el hambre, me traes fresas
dices yo te quiero y he comprado
[fresas para merendar.

la voz
te siento
las costillas marcadas, ¿comes bien?
¿sientes
bien

Es imposible para mí
el hambre o el llanto
si no hay nadie cerca.

Fui muy joven una vez,
antes del hambre.