Churchill recomendó a los jóvenes de la Harrow School: «Nunca os rindáis, nunca os rindáis, nunca, nunca, nunca, nunca… en nada, grande o pequeño, digno o mezquino… Nunca cedáis a la fuerza; nunca os dobleguéis ante el poder del enemigo, por abrumador que parezca».