Jesucristo es el rostro de la misericordia del Padre. El misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta: Misericordia. En este documento el Papa Francisco marca un camino accesible para todos, para vivir el Jubileo, señala momentos espirituales y también acciones concretas, con la intensión de que la Iglesia de cada hombre y mujer y repita con confianza y sin descanso «Acuérdate, Señor, de tu misericordia y de tu amor, que son eternos (Sal 25, 6).