La estructura de nuestro cerebro (la red de conexiones que activamos cuando dejamos vagar nuestra mente) no solo es extraordinariamente poderosa porque pueda recrear vívidamente las experiencias de nuestro pasado. La actividad anómala de esta red (en particular, la incapacidad de detenerla) está asociada con la depresión, la ansiedad, el TDAH, el estrés postraumático, el autismo, la esquizofrenia, el mal de Alzheimer y la demencia