Así que ahí afuera, en los pasajeros del metro o del RER, en las personas que utilizan las escaleras mecánicas de las Galeries Lafayette y Alcampo, es donde está depositada mi existencia pasada. En individuos anónimos que no saben que conservan parte de mi historia, en rostros, en cuerpos que nunca vuelvo a ver. Sin duda, soy yo misma, entre la multitud de las calles y de las tiendas, portadora de la vida de los otros.