Olivia miró su café y al rato volvió a hablar con dificultad.
–¿Recuerdas el reloj solar en el jardín? Su inscripción pone: «El tiempo hace que el amor pase». ¿Crees que es verdad?
–Oh, querida, claro que no –repuso con tristeza Sasha–. Cuando el amor es verdadero dura para siempre –se le nublaron los ojos–.