Seguirás creciendo. Ya te has comido un tercio de la caja de bombones: todo eso va directo al culo. Como no tienes dinero para la matrícula y la cuota de un gimnasio y no quieres pedírselo a tus padres, empezarás a salir a correr, a hacer sentadillas y planchas con los vídeos de Patry Jordán de fondo y a echar currículums a las tres y veintisiete minutos de la madrugada, ligeramente desquiciada porque eres una carga para tu familia, porque el tiempo corre, porque eres la generación más preparada de la historia, peor pagada de la historia, más hipercafeinada de la historia, más insegura, deprimida y acomplejada de la historia.