El inframundo nahua a través de su narrativa

dónde abundan los muertos”.

La distorsión de la proporción se nota en una percepción distinta de la duración: un año en el Tlaltikpak parece un día en el Tlalitek.

Al comparar el mundo terrenal Tlaltikpak con el inframundo Tlalitek, encontramos cuatro relaciones: a) la semejanza o analogía; b) la distorsión de la proporción y de la percepción; c) la inversión de lo placentero y de lo útil, y d) la existencia de un lazo íntimo de correspondencia entre los dos mundos por medio de la casa.

los textos presentados, resulta que, para los nahuas, los depósitos rituales funerarios no son símbolos, sino que tienen finalidades muy concretas: pretenden proporcionar un equipo efectivo al muerto tanto para su viaje como para su instalación en su nueva casa.

cambio de localización de la persona en el espacio y en el tiempo; domina la idea de “mudanza”

el otro mundo, el difunto tiene las mismas ocupaciones que durante su vida terrenal: tiene pareja, casa, parientes y compadres; come, duerme y trabaja; cumple con obligaciones colectivas (faena o tequio), con rituales (misa), etc.

nahuas no poseen una idea meramente biológica de la vida ni, por supuesto, de la muerte”.

muertos siguen existiendo” y sólo van a vivir a otra tierra, a otro mundo. Ag

Tlalok tlakatl, gente de Tlalok)

Namotlapetlaniyani, namotlatecuiniyani, namone’nemiyani […]”,