Este libro lo inició el autor como un homenaje a sus padres, personas hambrientas de dignidad que en la España agraria de principios del s. XX se implicaron en defensa de la II República, y perdieron.
La Guerra y la derrota los pusieron en contacto con otros escenarios y personajes, transformando el relato en una biografía del pueblo llano, víctima de un Régimen que prohibía soñar y compartir.
Tan graves catástrofes, exigían de los Gobiernos de la Democracia una decidida atención a las secuelas. Pero no, en la Transición las élites se repartieron las instituciones a cambio del olvido de los traumas populares y unas lacras que nos han hecho líderes europeos en tropelías y desigualdades.
Esta historia no es agua pasada. Ni justificante para echar todas las responsabilidades en otras espaldas. nos ofrece enseñanzas, claves que pueden ayudarnos a comprender esta crisis que compartimos, y también, porque no, a recuperar el norte y la soberanía perdidos.
Es la reflexión que el autor ofrece, amigo/a lector/a.