K

El elegido y el condenado son los escogidos, aquellos que son separados de entre la multitud, de entre todos. Este aislamiento es el origen de la angustia que los constriñe, cualquiera que sea su suerte.

El proceso y El Castillo parten de un presupuesto idéntico: que la elección y la condena casi no se distinguen.

«Oh hermoso instante, versión magistral, jardín salvaje. Doblas la esquina al salir de la casa y en el camino del jardín te sale al encuentro la diosa de la Fortuna.» Diosa que sólo nombró esa vez.

sino que era una presencia permanente, invisible. En cada momento, un obstáculo inmenso e insalvable nos impide percibirla. Este obstáculo es la expulsión del paraíso en sí misma; de él decía que era un proceso «eterno en sus partes principales».

ese «indestructible» es una palabra que aparece exclusivamente en cuatro de los ciento nueve aforismos de Zürau.

es justamente allí donde queda excluida toda casualidad o contacto por mera yuxtaposición. Sólo esa vez Kafka se preocupó de dar una forma visual y espacialmente coherente a un texto suyo, casi subordinando a ella la disposición tipográfica. Cada una de esas frases se presenta como si le fuese intrínseco un carácter de máxima generalidad. Al mismo tiempo, cada una parece emerger de un vasto depósito de materia oscura.

Kafka sólo puede comunicarse con Kafka, y no siempre.

Una mezcla parecida se encuentra en la tesitura de los Diarios de Kafka. Pero en los aforismos toda redundancia, todo carácter accidental, toda insistencia queda abolida.

cada fragmento es un aforismo en el sentido de Kierkegaard, un ser «aislado», que debe respirar rodeado de un espacio vacío.

Este libro es como un diamante muy puro, enraizado en los vastos yacimientos carboníferos que había en Kafka.