Un niño va describiendo diversas situaciones de la vida cotidiana de los años setenta en las que se ve inmerso, dándonos un retrato realista de la sociedad de aquel momento lleno de descripciones minuciosas de personas, objetos y escenarios. El protagonista siempre es sorprendido por hechos inesperados y por vivencias nuevas para él, muchas de las cuales no colman las expectativas que tenía formadas o le resultan simplemente incomprensibles. Las sensaciones que afloran para el testigo de estas situaciones (en su mayor parte ilógicas para una mente infantil) van desde la risa incontenible a la decepción, y así lo plasma en sus reflexiones. En todo caso, se trata de vivencias y experiencias que, cuando les ocurren a otros, a los demás nos hacen sonreír o directamente reír a mandíbula batiente.