Que lo jodieran. Parecía como si estuviera hablando a una esposa maltratada.
—De hecho, no me importa que esté. Sé que le gusta ver cómo me hacen daño.
Me guiñó un ojo, pero no sonrió y esa cosa en mi pecho se hundió un poco.
Que la jodieran a ella también