No tengas miedo de tu enojo, hija, mejor compréndelo. Pregúntale cosas. ¿Es generoso o vanidoso? ¿Viene de la injusticia o de la incomodidad? ¿Es sólo tuyo? ¿Lo puedes compartir? Si lo expresas, ¿abrirá un camino nuevo o lo cerrará? Si viene de lo injusto, si lo puedes compartir, si abrirá un nuevo camino, enciéndelo como una antorcha para iluminar la noche y comparte la llama.