El piso mil (Spanish Edition)

«La maldición del ganador —susurró Nadia en sus audiorreceptores en un tono que a Watt se le antojó un tanto juguetón, o eso habría jurado—. Según esa maldición, el vencedor obtiene exactamente lo que desea, tan solo para descubrir que no era exactamente lo que esperaba».

«La maldición del ganador —susurró Nadia en sus audiorreceptores en un tono que a Watt se le antojó un tanto juguetón, o eso habría jurado—. Según esa maldición, el vencedor obtiene exactamente lo que desea, tan solo para descubrir que no era exactamente lo que esperaba».

—No, es solo que… Cada vez que pienso que ya te tengo calada, vas y haces algo inesperado.

Anda! ¡Pero si es el puente de los candados! —exclamó al divisar el Pont des Arts,

Cord. ¿Por qué estás haciendo todo esto?

—Porque quiero. Porque puedo.

—Sí que lo es —dijo Cord, pero estaba mirándola a ella.

Confieso que no había estado aquí antes —declaró Cord, esperando ante el mostrador como si fuese la cosa más normal del mundo—. ¿Qué me recomiendas?

Le costaba creer que Cord supiese siquiera cómo llegar a una parada de monorraíl y, más aún, que recordase en cuál trabajaba ella.

—Sí, eso tenía entendido —respondió Cord, con un risueño destello en la mirada—. Pero intento entablar conversación con la chica que trabaja aquí, y si eso supone comprar algo de porquería, adelante.

—Te llevo siempre en el pensamiento, Aves —dijo Atlas, y luego cerró la