las personas con más poder y éxito hacen exactamente lo contrario. En lugar de llamar la atención, se contienen. Cuando hablan, miden lo que dicen. Tim Cook, consejero delegado de Apple, hace pausas incómodas en sus conversaciones. Jack Dorsey cofundó Twitter y fue su director general, pero lo usa con moderación. Incluso Richard Branson, showman implacable y rey del autobombo, ensalza las virtudes de ser sucinto en las reuniones. Albert Einstein odiaba el teléfono y lo evitaba en la medida de lo posible.