El pensamiento y la escucha del psicoanalista en su actividad clínica deben distinguirse de otras formas de pensamiento lineales, racionales. La escucha analítica debe atender siempre los que está más allá de lo aparente, lo que subyace a lo fenoménico; así, el analista debe dirigir su pensamiento a la comprensión de lo inconsciente y es imposible lograr esto p.artiendo de la lógica de la consecuencia, siempre temporal, parcial, lagunosa. El pensamiento del psicoanalista aparece como un acontecimiento en la escucha libre y flotante que debe mantener. Una escucha con la que se puede intervenir el discurso del paciente con un puntuar distinto, con el señalamiento de un lapsus y también, con el uso de la conocida polisemia del lenguaje. En este libro, la autora analiza la influencia determinante del mundo pulsional, primario en la vida del humano y la tensión que las fuerzas producen al no poder ser descargadas sino solo en forma parcial; esto por dos motivos: el mundo cultural que habitamos y la necesidad humana de diferir la muerte. Desde el psicoanálisis, el pensamiento y la palabra tramitan la fuerza, la desplazan y pueden sublimarla. El psicoanalista, desde el vértice que aquí se propone, escucha y piensa nuestro lado oscuro. Así, en el diván psicoanalítico será fundamental escuchar y pensar esas fuerzas ignotas para dejar de ser avasallados por ellas. A partir de esto, cabrá la posibilidad de transformar lo que de suyo es destructivo en constructivo, creativo. Lourdes Quiroga Etienne ha ido construyendo sus ideas a partir del pensamiento freudiano y del Método psicoanalítico que Freud descubrió, precisamente en la clínica, dando la palabra a sus pacientes que vieron la luz cuando por fin pudieron apalabrar, narrar su historia; así, lograron dar la mano del amado Eros, para vivir lo mejor posible durante su tránsito por esta vida, siempre corto y extenso, indefinido, fugaz, eterno, como el nuestro.